Este artículo comparte mi experiencia como mujer afrovenezolana, educadora e investigadora comprometida con las luchas de mi pueblo, explorando la autobiografía como herramienta para descolonizar y redimensionar la formación de postgrado. A través de un análisis hermenéutico-crítico de las autobiografías de estudiantes de maestría y doctorado, pude comprender cómo estas narrativas personales están atravesadas por las condiciones sociales, culturales y políticas de nuestros contextos, y cómo permiten reflexionar sobre las trayectorias de vida, cuestionar las relaciones de poder y asumir un compromiso ético-político con la transformación de la realidad. Apoyándome en teorías críticas y decoloniales como la pedagogía del oprimido, la colonialidad del saber, la epistemología del Sur y la investigación-acción participativa, pude constatar el potencial de la autobiografía como praxis pedagógica y política para descolonizar los saberes y las subjetividades, articular la formación con las luchas sociales, y construir conocimientos emancipadores. Mi experiencia en el Programa de Estudios Abiertos de la UNESR me reveló cómo la autobiografía permite tejer puentes entre la academia y los movimientos sociales, entre la teoría y la práctica, y entre la razón y la emoción.En última instancia, la autobiografía emerge como un camino de sanación y emancipación integral, que nos convoca a reinventar la educación superior desde la potencia creadora de nuestras vidas y rebeldías. Un camino para hacer de nuestras historias personales y colectivas semillas de dignidad, justicia y buen vivir.
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